¿Habrá una última frontera?


Los antiguos exploradores, hoy leyendarios, buscaban romper fronteras y superar los límites establecidos por el ser humano o la naturaleza. Posteriormente, esas exploraciones se realizaron en otros entornos: la ciencia, la religión, la economía, la sociedad, etc. No tan leyendarios, los exploradores de hoy siguen buscando romper las limitaciones; al parecer, quieren llegar a esa mítica última frontera, este lugar que indica la victoria y conquista.

Y tú, ¿te consideras un explorador? Yo sí… La vida es mi campo de exploración y estoy lejos del final de mi viaje, con mucho por descubrir y redescubrir.

Pero entonces me viene la reflexión: ¿será que habrá un momento en que pararé de explorar y simplemente me dejaré llevar por el flujo de lo que pasa a mi alrededor?

Mi exploración no es en lo físico así que no hablo en la posibilidad de que un día pueda estar en una situación en la cual no pueda moverme o ya no pueda progresar en términos físicos; si esto me pasa en algún momento, estará bien, pues sé que por este momento la vida ya me habrá dado lo suficiente, mucho más de lo que quería. Me visualizo recibiendo esta situación con una sonrisa de victoria, un descanso anticipado.

Pienso: ¿será que habrá este momento en que sienta que ya no tengo que aprender nada más, a pesar de que todavía tendré fuerza y energía para explorar?

La vida es un entorno multidimensional y las limitaciones tienen varias utilizaciones. Son necesarias para que podamos convivir y progresar como un colectivo. Sin embargo, muchos de estos límites no son reales y no aportan al colectivo.

Siento personalmente que tengo todavía tres fronteras por romper. ¿Ya te preguntaste a ti mismo: cuáles son los límites que puedo vencer?
  • Sabiduría diferente de conocimiento. Mi vida ha sido para buscar, encontrar y, a veces, generar conocimiento, sin embargo me siento bastante distante del ideal de la sabiduría. No queriendo entrar en semánticas y definiciones, es como una persona que sabe mucho sobre algo que un día pasa a SER mucho, cuando el conocimiento no necesariamente permanece literal, pero pasa a estar presente en las acciones, pensamientos y palabras, como una fragancia que cambia la textura a pesar de ser intangible.
  • Ideas. Me gusta pensar diferente, innovar y buscar caminos alternativos. Me gusta retarme y retar a otros en sus suposiciones. Pero falta el punto en que esas ideas sean realmente valiosas, es decir, influyan e impacten definitivamente en un cierto entorno.
  • Sensaciones espirituales. He dedicado más de 35 años a una vida espiritual, pero todavía hay muchas sensaciones por experimentar como, por ejemplo, la misericordia, que es una experiencia espiritual todavía incipiente en mi ser.


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