Transformando una relación

Las relaciones están en riesgo. Sí, están, es visible, los números indican – si los buscas – y la realidad lo muestra – si escuchas y observas.

Como seres relacionales, tenemos que hacer algo para cambiar esa tendencia de riesgo. La metáfora que uso, en un libro no-publicado es la de sanar la relación, pues cuando está enferma, eso afecta el ser humano completamente.

Relaciones son mucho más que un sentido de seguridad o complementaridad – parte del ser humano solo se desarrolla en contacto con otras personas, quienes les van brindando elementos claves en la formación de su personalidad, toma de decisiones y el enfrentar de obstáculos, entre otros.

Por lo tanto, vale la pena dedicar tiempo y energía en transfomrar una relación que no esté bien, sanarla… Aquí comparto un trecho de mi libro, enfocado a la satisfacción, algo que influye de forma definitiva en el cambio de una relación no-saludable.

Cuando veo esta página en blanco, sé que puedo colocar aquí lo que desee, de la forma que quiera. La página aceptará cualquier palabra que ponga, no importa si es en hindi, francés, español o portugués. Mis palabras pueden hacer que esta página que nada vale y es virtual, pase a valer mucho y esto entrega una sensación única de satisfacción, el escribir. Puedo plasmar en palabras los sentimientos más profundos de mi corazón.Pero si a la hora de escribir, la página empieza a moverse o cambiar de textura, ¿qué pasará con mis palabras? Se volverían ininteligibles, perderían o cambiarían de sentido. Me causaría sin duda insatisfacción on ers zapac ed xspreare (no ser capaz de expresar, sorry, la página empezó a moverse…).Hay un caso interesante: a Sri Lanka fueron personas originarias de la India. Al llegar allá, como no había el material que utilizaban normalmente para escribir, usaron hojas que en vez de ser rígidas, eran muy flexibles; eso le dio a la escrita de ese país la belleza única que hoy porta y la hace tan distinta de la del vecino país.Otras personas, y tú mismo, somos hojas que nos movemos constantemente, cambiamos de textura y posición. No podemos realmente escribir en alguien más, ni nadie puede escribir en nosotros. Aun así, la analogía es válida, pues relacionarse es influirse mutuamente lo que hace que marques con huellas a otras personas, como lo es escribir en una hoja.Cuando esta influencia nos genera contentamiento, algo que toca profundo en el corazón, entonces se sabe que se está en una relación saludable, al menos, en este aspecto.Esto puede sonar de tal forma que muchos limitan sus ideas a la relación física y la satisfacción que brinda. No tiene nada de físico el aspecto de contentamiento; mientras una relación sexual puede llevar los dos al máximo de la satisfacción para luego disminuir de manera abrupta, las relaciones expresadas por la presencia mutua, un deseo que el otro sea feliz y cariños sutiles como sonrisas y miradas, generan un nivel de satisfacción continuo y duradero.Es lo que observo mientras escribo este libro: una familia entrando en su carro, con un amor entre los tres visible. Hay algo de mágico y casi campestre en una escena que de lo contrario no sería así, por mi ubicación actual, en plena ciudad de Bogotá, mirándolos entrando a un estacionamiento.El verdadero contentamiento que se obtiene en una relación es duradero y sigue aun cuando el otro no esté presente. En realidad, te marca de tal manera que no hay nada que quieras más que estar con estas personas y al mismo tiempo, no las necesitas para sentirte feliz.En realidad, dentro del mito de la relación ideal, anhelamos en el corazón encontrar a un príncipe encantado o una cenicienta. La realidad es más mágica, pues lo que queremos es alguien que nos entienda y nos ayude a generar este entorno de contentamiento que perdura en el tiempo y el espacio.Una metáfora que puede ilustrar esta situación es pensar en las personas como semillas. En tal caso, el contentamiento es el clima que impacta su crecimiento. Si hay más viento de lo necesario o una lluvia más débil que lo esperado, la semilla desaparecerá para siempre.Igual que el clima, el contentamiento fluctúa, porque para alimentar una relación es necesario mantener unas rutinas, romper otras y equilibrar las diferentes circunstancias por las que todas las partes pasan. Eso hace con que a veces, te sientas el rey o la reina de tu oficina y otras veces, prefieras el confort tan agradable de un hogar.Una relación es un trabajo de por vida, es algo que no paras de trabajar. Incluso después que haya dado frutos como hijos o nuevos proyectos, pasas a otra etapa, pero la relación persiste.Ese contentamiento mutuo será el clima que ayudará a que todo funcione de forma correcta, a que la relación haya realmente valido la pena cuando físicamente no exista, porque un día, toda relación deja de estar.Pero sucede que el clima te puede provocar gripe… O sea, a veces, hay que sanar pequeñas molestias que surgen en una relación ya sea por una decisión mal tomada o algo que no deja el otro contento.Puede que el clima empeore y haya sequía o huracanas – es importante verificar que el nivel de satisfacción real de todas partes siga siendo positivo y reflexionar sobre qué hacer cuando las cosas realmente no van bien.Los frutos que surgen de una relación saludable son tantos que vale la pena trabajar para superar los problemas derivados de la falta de satisfacción de una de las partes. Al hacer esto, la relación se sana, los frutos mejoran de calidad y el contentamiento mutuo la convierte en una extraordinaria experiencia.


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