Sobre la belleza interior

Uno de los libros que más me impactó fue el de Anthea Church, La Belleza Interior. Ella hizo un poderoso trabajo de expresar una serie de virtudes en la realidad práctica del día a día.

Como vivimos en un mundo obsesionado por lo bello, bellas y bellos, es grandioso pensar en la belleza no tanto como un concepto estético superficial, sino como algo profundo que surge del interior del propio ser.

Las virtudes con cualidades muy especiales que, como decía un amigo, sirven de "amortiguador" en la carretera de la vida. Nos permiten soportar el sufrimiento, traiciones, pobreza, decepciones y todas las "plagas" modernas como el estrés, exceso de trabajo, inestabilidad en las relaciones de pareja, etc.

Pero, ¿qué son?

En realidad, no son algo físico. No son células que se pueden ver en un microscopio, ni tampoco son como los pensamientos, es decir descargas eléctricas en nuestro cerebro. Ellas existen siempre y en todas las personas, en la parte sutil del ser, lo que llamo "alma".

Sí, siempre están ahí... Aún en el criminal más terrible o el peor corrupto, las virtudes están, pero dependen de la persona aprender a manifestarlas. Para tal hay los siguientes niveles:

  • Virtudes basadas en la moral social. Es cuando la persona es capaz de ser virtuosa en ciertas circunstancias, por ejemplo, en un funeral o con su familia. Así que sale de ese entorno, deja de acceder a este potencial.
  • Virtudes normales humanas. Las verás en la gente buena. Son personas que ayudan a los demás, se portan bien y son razonablemente honestas. No son héroes, sin embargo; en el caso de una crisis, pueden fácilmente volverse egoístas, pecar y hacer trampas.
  • Virtudes de personas que se sobresalen en ayudar a otros. Especialmente en el caso de dar ayuda a los demás, estas virtudes son como acero que no se oxida y que es capaz de cortar los peores obstáculos. Son las Madres Teresa y los Mandela que existen en el planeta.
  • Virtudes divinas. Son virtudes aprendidas y desarrolladas con base en un conocimiento espiritual y la práctica de meditación o reflexión. La principal consecuencia es que, al menos temporalmente, las personas alrededor de gente que tiene estas virtudes también las experimentan en su propio ser.


Bueno, ahora es hora que revises tus propios "amortiguadores" y suerte con el viaje de tu vida.



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