Cuando hay cuatro estaciones

Tras vivir muchos años en un país sin estaciones (o con muchísimas todo el año) como Colombia, es interesante ver el proceso de los países con estación y la sabiduría que hay detrás de la naturaleza...

Lo primero es que los cambios suelen ser más suaves. Sí, entiendo que con el cambio climático, los cambios a veces son abruptos - este año, mientras en New York la nieve fue omnipresente, en Alemania se sintió su ausencia... Pero en lo general y normal, los cambios de una estación a otra son graduales y visibles. Cuando nosotros como seres humanos pasamos de una situación a otra, nos mudamos de un lugar a otro o el mero hecho de envejecer, no deberíamos olvidar de darnos este espacio mental y temporal entre un cambio y otro, de experimentar la gradualidad del cambio en el ser y la suavidad que viene con él. Las pérdidas son bonitas también. Uno de los periodos más bellos en el hemisferio norte es el otoño, a pesar de que implica pérdida: se caen las hojas y la temperatura va disminuyendo. Sin embargo, los maravillosos colores que surgen muestran el esplendor completa de la naturaleza. De la misma manera, todos perdemos mucho, pero en vez de enfocarnos en la pérdida, deberíamos apreciar los talentos y cualidades que surgen por ellas. Por último, nada realmente muere definitivamente. Para quien ya vio el invierno del norte o del extremo sur del mundo, parece que al llegar acaba con todo y con todos. Durante meses, no se ningún animal prácticamente y pocas plantas resisten a las bajas temperaturas. Entonces, para sorpresa general, la vida regresa en la primavera, en todo su esplendor; como seres espirituales, realmente nunca morimos. La muerte es el fin de una etapa, pero pronto volvemos y retomamos la vida en toda su grandeza.



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